JUAN ARRIAGA DIÉGUEZ
Es muy lamentable y raro lo que está pasando en el Sindicato. Huele a gato encerrado. Malos trabajadores están creando problemas al Comité Electoral aduciendo una serie de objeciones. Han cuestionado el resultado del proceso electoral, en cual se eligió, democráticamente, los integrantes del Comité Electoral.
Incluso, descaradamente y sin sangre en la cara, interpusieron un juicio contra el Comité Electoral elegido pero el Juez no les dio razón. Fue un reclamo jalado de los pelos. No se sabe cómo y con qué medios han costeado ese bendito juicio. Pero se presume quien los está manipulando, con malas intenciones y apoyos subrepticios
Felizmente, la maldad no paga. El juez ya declaró improcedentes sus débiles observaciones. Pero persisten en seguir creando problemas.
Por ejemplo, se niegan ahora a entregar el Acta pertinente, del 21 de setiembre, en la cual consta la elección de los integrantes del Comité Electoral. Esta Acta debe ser entregada a la Gerencia de Trabajo para su reconocimiento oficial respectivo y le de validez a todos sus actos.
¿Qué motivaciones oscuras empujan a los ex directivos sindicales a adoptar esta actitud? ¿Es acaso pura maldad, ganas de perjudicar o hay fuertes intereses subalternos? Es la pregunta que se formulan los trabajadores.
Señalamos que hay gato encerrado, porque sin pecar de prejuiciosos y suspicaces, no se descarta la velada intervención de los ejecutivos de COAZUCAR, en todas estas jugadas turbias y nada santas. Son expertos en manipulación y convincentes por el poder económico que manejan
¿Qué les pasa a estos trabajadores involucrados en estas sospechosas obstaculizaciones? ¿Acaso es gratuito el socavamiento que están causando en contra de la unidad y solidaridad de todos los trabajadores que son afectados, con quienes deben solidarizarse?
¿Es tanta su condescendencia y falta de dignidad que se someten con bajeza a quienes dirigen la empresa Han llegado a tal extremo que amordazan su conciencia y dan la espalda a sus compañeros trabajadores?
En realidad, es inconcebible lo que acontece. En pleno siglo 21 existen todavía “Filipillos” que se dejan mangonear y se exponen a la censura y el repudio de todos los trabajadores correctos que existen en Casa Grande y Anexos.
Estas conductas no deben quedar impunes, aunque se vayan de vacaciones indefinidas para que no se les caiga la cara de vergüenza, si se reencontraran con sus compañeros de trabajo. Deben tener presente que siempre serán castigados por el látigo del desprecio.
Están a tiempo de reflexionar y subsanar esta situación. No deben olvidar que más vale el honor y la dignidad de una persona, que todas las prebendas que podrían recibir por inclinar la cabeza a quienes, como empresarios aviesos, no merecen el respeto y la consideración por ser mezquinos y egoístas con los derechos y las justas aspiraciones de todos los trabajadores
Quienes son manejados como marionetas deben pensar un poco. Deben evitar vivir toda su existencia con esa mancha que los denigra y será siempre un permanente y duro remordimiento por no actuar con decencia, honor y ética. Si tienen dignidad cabe una necesaria recapacitación humana de quienes están errando, clamorosamente.
Es muy lamentable y raro lo que está pasando en el Sindicato. Huele a gato encerrado. Malos trabajadores están creando problemas al Comité Electoral aduciendo una serie de objeciones. Han cuestionado el resultado del proceso electoral, en cual se eligió, democráticamente, los integrantes del Comité Electoral.
Incluso, descaradamente y sin sangre en la cara, interpusieron un juicio contra el Comité Electoral elegido pero el Juez no les dio razón. Fue un reclamo jalado de los pelos. No se sabe cómo y con qué medios han costeado ese bendito juicio. Pero se presume quien los está manipulando, con malas intenciones y apoyos subrepticios
Felizmente, la maldad no paga. El juez ya declaró improcedentes sus débiles observaciones. Pero persisten en seguir creando problemas.
Por ejemplo, se niegan ahora a entregar el Acta pertinente, del 21 de setiembre, en la cual consta la elección de los integrantes del Comité Electoral. Esta Acta debe ser entregada a la Gerencia de Trabajo para su reconocimiento oficial respectivo y le de validez a todos sus actos.
¿Qué motivaciones oscuras empujan a los ex directivos sindicales a adoptar esta actitud? ¿Es acaso pura maldad, ganas de perjudicar o hay fuertes intereses subalternos? Es la pregunta que se formulan los trabajadores.
Señalamos que hay gato encerrado, porque sin pecar de prejuiciosos y suspicaces, no se descarta la velada intervención de los ejecutivos de COAZUCAR, en todas estas jugadas turbias y nada santas. Son expertos en manipulación y convincentes por el poder económico que manejan
¿Qué les pasa a estos trabajadores involucrados en estas sospechosas obstaculizaciones? ¿Acaso es gratuito el socavamiento que están causando en contra de la unidad y solidaridad de todos los trabajadores que son afectados, con quienes deben solidarizarse?
¿Es tanta su condescendencia y falta de dignidad que se someten con bajeza a quienes dirigen la empresa Han llegado a tal extremo que amordazan su conciencia y dan la espalda a sus compañeros trabajadores?
En realidad, es inconcebible lo que acontece. En pleno siglo 21 existen todavía “Filipillos” que se dejan mangonear y se exponen a la censura y el repudio de todos los trabajadores correctos que existen en Casa Grande y Anexos.
Estas conductas no deben quedar impunes, aunque se vayan de vacaciones indefinidas para que no se les caiga la cara de vergüenza, si se reencontraran con sus compañeros de trabajo. Deben tener presente que siempre serán castigados por el látigo del desprecio.
Están a tiempo de reflexionar y subsanar esta situación. No deben olvidar que más vale el honor y la dignidad de una persona, que todas las prebendas que podrían recibir por inclinar la cabeza a quienes, como empresarios aviesos, no merecen el respeto y la consideración por ser mezquinos y egoístas con los derechos y las justas aspiraciones de todos los trabajadores
Quienes son manejados como marionetas deben pensar un poco. Deben evitar vivir toda su existencia con esa mancha que los denigra y será siempre un permanente y duro remordimiento por no actuar con decencia, honor y ética. Si tienen dignidad cabe una necesaria recapacitación humana de quienes están errando, clamorosamente.
Casa Grande: ¿Qué está pasando con el sindicato?
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diciembre 22, 2018
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