LA SEÑORA DE CAO - IV

Después de eso en realidad, cuando sacaron el relleno y encontraron los ataúdes, lo más sorprendente fue la conservación. Lo primero que yo vi fue un petate, un petate moche, que tiene 1700 años, 1500 años, que estaba en perfecto estado de conservación, que fue no de la tumba principal, que es la que ha salido publicada, sino de uno de los acompañantes, que aún no han abierto. Después de eso nos enteramos de un hallazgo mucho más grande que todos estos, que es el de la tumba que ha salido publicada. Lo primero importante es que no hay muchas tumbas moche con preservación extraordinaria; la del sacerdote guerrero de Virú estaba bien conservada pero no tanto como ésta. Las tumbas que eran excepcionalmente buenas eran las que encontró Donnan en Pacatnamú; esas sí estaban sorprendentemente bien conservadas pero muy aplastadas, y constituyen la única excepción.


No hay tampoco ejemplos de piel. Ubbelohde Döering encontró unas tumbas hacia 1938 en Pacatnamú de un individuo que estaba tatuado, y ha sido varias veces publicado, pero el contexto era bastante malo. Es la tumba E1 de Pacatnamú, tenía alrededor de 11 ataúdes y había una persona que claramente era el entierro principal que estaba tatuado en todo el cuerpo, pero no se supo mucho más; no se sabía si era hombre o mujer, etc. Eso fue lo primero. En el caso de Huaca Cao, cuando sacaron finalmente el féretro ya la cosa fue mucho más complicada. Se demoraron mucho tiempo en la separación, han hecho un trabajo cuidadoso, meticuloso, que ha tomado muchísimo tiempo. Creo yo que han hecho un trabajo responsable, de cara a muchas cosas: de cara a la conservación, la seguridad, la investigación, son varios frentes que se pueden atacar.


Ahora bien, es interesante que esto se dé en el contexto de otros hallazgos importantes de esta naturaleza; me refiero sobre todo a Sipán, a Dos Cabezas, al mismo Pacatnamú, en menor medida a San José de Moro porque no tiene la asombrosa conservación que tiene éste. Puede parecer que los mochicólogos están acostumbrados a excavar tumbas de este tipo, pero no es así, sino que ya tienen una cierta responsabilidad por cumplir con los estándares que existen sobre la base de lo que se ha encontrado antes. Cuando Alva encontró en 1987 la tumba del Señor de Sipán, recuerden que la tumba más importante moche encontrada antes que esa había sido encontrada en 1948-1949 en la Huaca de la Cruz, y no sabemos qué pasó. No sabemos cómo se excavó o cómo se registró, pero lo que sí sabemos es que se excavó en dos días. Se abrió el ataúd in situ, y no hay dibujos, no hay registro, se perdió cualquier cantidad de información. Entonces, después de Sipán, La Mina, Dos Cabezas, las tumbas de la Huaca de la Luna, San José de Moro, etc. ya hay una tradición y por lo tanto hay estándares. Si un arqueólogo encuentra una de estas cosas ya no puede hacer lo que le da la gana aduciendo ignorancia o falta de preparación. Es decir, el que excava una cosa como éstas sabe que se va a encontrar con murales, tumbas, contextos excepcionales y por lo tanto tiene que tener una batería de respuestas para las contingencias que puedan ocurrir.


¿Hay algún personaje en la iconografía Mochica que pueda relacionarse con esta mujer?

LJC: Bueno, directamente no, no es hasta ahora evidente. Hay mujeres tatuadas pero no son muy frecuentes, pero lo que pasa es que la iconografía no es un registro fotográfico de la sociedad Mochica. No es literal, y además hay identidades que no tienen marcadores tan claros; los marcadores de los personajes principales son un poco más claros. Por ejemplo, con la Sacerdotisa, que creo yo que es el caso más evidente, tenías la ventaja de que, por un lado, sus marcadores son bastante definidos: el tocado, la copa, el vestido, todo está claramente definido. Además es mujer, entonces por ejemplo tenía piruros y palitos de tejer en la tumba. El otro asunto es que tenía aparentemente prefigurada una sola identidad, ese era su rol. Si bien pudo ser madre, abuela, cocinera, gobernante, etc. esos roles no necesariamente se prefiguran de manera tan clara. El Señor de Sipán tiene la ventaja y la desventaja de que claramente no tiene un solo rol, tiene muchos roles, y por lo tanto tiene muchos atuendos y elementos que permitirían encarnar o prefigurar diferentes funciones. Entonces, en un caso tenemos una que es claramente definida y claramente determinada por sus atributos, y en el otro caso tenemos una multitud de identidades que complican un poco la lectura de quién era y qué hacía.
LA SEÑORA DE CAO - IV LA SEÑORA DE CAO - IV Reviewed by Valle Chicama on agosto 10, 2009 Rating: 5

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